HIDROBOLETÍN FENTAP
Miércoles 23 de julio de 2014 – Año IX – Edición 2030 –
www.fentap.org.pe
La FENTAP informa:
- Perú - Marea negra. El derrame de PetroPerú y su irresponsabilidad en la contaminación del Río Marañón y de las diversas comunidades kukama en Loreto.
- Perú - Crónica de un derrame anunciado. Petro-Perú S.A. opera con tecnología obsoleta y bajos estándares ambientales, una receta perfecta para el desastre.
- Estados Unidos. La limpieza del canal más contaminado del estado es una odisea.
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Marea negra
El derrame de PetroPerú y su
irresponsabilidad en la contaminación del Río Marañón y de las diversas
comunidades kukama en Loreto
https://kolumnaokupa.lamula.pe - 22/07/2014.- Desde hace varios años dos
sacerdotes de la parroquia de Santa Rita de Castilla, en Nauta, Miguel Ángel
Cadenas y Manolo Berjón, vienen denunciando las secuelas de diversos derrames
de petróleo en la cuenca del Marañón. Se trata de una situación que se repite
cada cierto tiempo produciendo afectaciones a la salud de niños, hombres y
mujeres, además de aguas contaminadas y un medio ambiente imposible de producir
alimentos para sus habitantes: los kukamas. El domingo pasado ‘Panorama’ emitió
un valiente reportaje sobre el derrame del 26 de junio en la zona de Cuninico
que, una vez más, ha vuelto completamente negros 20 mil metros de bosque en la
zona de la quebrada del mismo nombre, a orillas del Marañón. El derrame se debe
a una rotura del herrumbroso y viejo oleoducto norperuano que atraviesa toda la
selva para llevar el crudo desde Loreto hasta Talara.
En esta ocasión la situación ha sido la misma:
la DIRESA de Loreto ha reportado sobre una población de 549 personas a más de
55 afectadas con urticarias, cefaleas, enfermedades intestinales diversas,
faringitis agudas, infecciones del tracto urinario (ITU), dorsalgias, así como
algunas otras enfermedades previas. También informa sobre las diarreas y
manchas en la piel que reportan los niños por tomar agua del río que está
contaminado. El reporte de la Diresa señala que a la fecha, luego de 15 días
del derrame, no se ha podido limpiar lo vertido como se ve perfectamente en el
reportaje: una mancha de crudo viscoso lo cubre todo y la limpieza, que siempre
es lenta, ahora se ha realizado utilizando a la misma población local.
Pero
la limpieza del crudo se ha realizado sin ningún tipo de protección y
utilizando, en dos casos, ¡¡a menores de edad!! Este trabajo fue ofrecido por
Perupetro, que les pagó 80 soles diarios a los kukamas para hacer esta
limpieza, sin ningún tipo de material que los proteja como lo exigen los
parámetros internacionales. Esta situación no es nueva: se repite impunemente
con otras empresas como fue el llamativo caso de Choropampa hace diez años.
El
desempeño de Petroperú en este derrame de petróleo es similar a la forma de
actuar de las empresas extractivas en situaciones similares: 1) se aprovechan
de la necesidad de los lugareños, sus expectativas de ingresos y su ignorancia
sobre las consecuencias del contacto directo de la piel, los ojos, incluso la
boca con el hidrocarburo; 2) se contrata a la misma población para tener una
limpieza rápida y a bajo costo; 3) se actúa con total impunidad, pues se sabe
que en esos parajes es muy difícil que la información circule fuera de los
sectores más cercanos.
Sin
embargo, gracias a varias personas que han tomado el tema muy en serio,
incluyendo a la periodista Vicky Zamora, que viajo más de 150 km por el Marañón,
se ha podido hacer pública la denuncia con imágenes contundentes. ¿Seguirá
Petroperú evadiendo su responsabilidad como en ocasiones anteriores? ¿Para qué
sirve el año de “la promoción de la industria responsable y el compromiso
climático” si no hay una verdadera obligación con todos los pueblos cubiertos
de esta marea que ennegrece sus expectativas de vida? Ah… lo olvidaba: los
sacerdotes Berjón y Cadenas están siendo chuponeados, reglados y hackeados para
evitar más denuncias: ¡y todo en el año de la COP20!
La
empresa PetroPerú ha difundido un Comunicado N.1 en el que señala que van a
investigar el tema de la contratación de menores, que los contratos de personal
local es responsabilidad de las empresas con las que tercerizan; que la fuga de
petróleo no llego a los ríos Cuninico ni al Marañón; que han entregado 150
kilos de medicinas para los kukama; que han entregado 40 litros de agua (antes
también entregaron 4 litros y 20 litros) y que el oleoducto norperuano está en
condiciones operativas.
Crónica de un derrame anunciado
Petro-Perú S.A. opera con tecnología obsoleta y bajos estándares
ambientales, una receta perfecta para el desastre
EL
COMERCIO – 22/07/2014.- El agua supo extraña. El pescado causó males
estomacales y náuseas a quienes lo comían. Los pobladores de Cuninico, Loreto,
vieron llegar la enfermedad a sus hogares y centenares de peces flotando en el
río; y sospecharon: un derrame de petróleo debía haber ocurrido.
Un
grupo navegó río arriba hasta la quebrada de Cuninico y se topó con el inmenso
manto negro cubriéndolo todo; era evidente el daño causado a la flora y fauna.
Un informe de esa inspección sostiene que “con el aumento de caudal el agua
contaminada va a llegar al río Marañón, ocasionando una recontaminación que
puede traer mayor aumento de enfermedades en la población”. Petro-Perú niega
que el crudo haya llegado o llegará al Marañón, pero ¿cómo no, si las lluvias
arrastran todo hacia los ríos?
Los
pobladores constataron la fuga que la estatal dice no haber notado por lo
tupida y enmarañada que es la selva. Cuando la comunidad lanzó la alerta,
Petro-Perú aceptó lo ocurrido.
Este
no es el primero ni el único de los derrames de esa empresa y, lamentablemente,
no será el último. De hecho, fueron dos derrames consecutivos, el primero
ocurrió el 26 de junio y el segundo el 30.
Las
versiones oficiales hablan de dos hectáreas contaminadas, pero fuentes
confiables afirman que pasan de cuatro y que está en riesgo la salud de más de
medio millar de personas.
Los
expertos calculan que al menos 10 mil barriles de petróleo escaparon del
vetusto y falto de mantenimiento oleoducto. Se trata de la mayor fuga
registrada en nuestro país, pero para Petro-Perú es como si no hubiese pasado
nada.
Derrames
menores de empresas privadas –por sabotajes y corte de tuberías– fueron blanco
de campañas impulsadas por las mismas autoridades que hoy guardan silencio o
apenas murmuran.
Petro-Perú
ha tratado de minimizar el desastre, pero el sol no puede taparse con un dedo.
El tema ya reventó gracias al documentado informe difundido el domingo por
“Panorama”, en Panamericana TV. Allí se mostraron el inadecuado manejo de la
situación, el uso de menores de edad para limpiar la contaminación (a cambio de
80 soles) y la inexistencia de un proyecto de remediación ambiental, pese a lo
anunciado por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Una
clara muestra de la complicidad de los entes ambientales y las autoridades
nacionales que castigan al privado, pero permiten continuar operando a una
estatal con estándares ambientales ínfimos, tecnología obsoleta y huérfana de
planes de contingencia.
La
fuga recién empieza a mostrar sus estragos que serán de largo plazo. Lo peor
del cuento es que, siendo Petro- Perú propiedad estatal, la remediación y las
campañas de desinformación para que la debacle no se convierta en escándalo
internacional serán solventadas con nuestros impuestos.
AMENAZA
REAL
El
petróleo crudo –como el derramado por Petro-Perú en el tramo I del oleoducto
norperuano– es una mezcla de variedad de hidrocarburos, es decir diversas
sustancias químicas compuestas de hidrógeno y carbono. A esto hay que sumarle
la presencia de sustancias tóxicas y metales pesados: cromo, níquel, azufre,
benceno, tolueno y xileno, entre otros centenares de compuestos.
La
exposición al crudo causa irritación a los ojos (lagrimeo, enrojecimiento,
legaña negra), al aparato respiratorio (tos, dificultad respiratoria) y a la
piel (hinchazón y quemaduras proclives a la infección). Algunas personas
reaccionan con mareos, taquicardia, dolores de cabeza, anemia, confusión mental
y alergias. Pese a esto, a los menores de edad usados por Petro-Perú (violando
la ley) para descontaminar la quebrada ni siquiera se les proveyó de equipos de
protección (ONG de derechos humanos, pronunciarse por favor).
Con
el paso del tiempo, muchos de los compuestos del crudo entrarán al aire, el
viento los dispersará y el olor se sentirá en diferentes puntos, produciendo
náusea, vómitos o dolores de cabeza a los más sensibles, especialmente niños,
ancianos y mujeres embarazadas.
HIDROMUNDO
La limpieza del canal más
contaminado del estado es una odisea
http://www.elnuevoherald.com/
- 20/07/2014.- Mario Hernández opera su negocio en uno de los cuerpos de agua más
contaminados de la Florida: el Seybold Canal, que desemboca en el río Miami.
“El agua huele mal, está terrible, ¿que te puedo
decir?”, se quejó Hernández, propietario de Campeones Boatyard, un astillero
situado en el lugar donde las aguas del canal y el rio se encuentran.
Los sedimentos en el fondo del canal —que se extiende
dos millas alrededor del barrio de Spring Garden y al lado del Hospital de la
Universidad de Miami— están contaminados con altos niveles de bacterias de
residuos fecales, metales tóxicos y décadas de desechos médicos. Esta receta
tóxica fluye con las mareas hasta el río, después a la Bahía de Biscayne, y
finalmente al Océano Atlántico.
Ahora la Comisión municipal busca conseguir los
fondos para empezar el año próximo un millonario proyecto de dragado que
algunos consideran urgente, pero que por años ha sido ignorado por
administraciones municipales pasadas. Mientras tanto los desechos continúan
acumulándose.
De acuerdo con algunas estimaciones, la cantidad de sedimento que deberá extraerse es más de 50,000 toneladas– lo equivalente al peso de unos 10,000 elefantes o 25,000 vehículos deportivos.
La Comisión de la ciudad de Miami anunció la semana
pasada durante una reunión municipal que recibió una subvención de $2 millones
para un proyecto de limpieza y dragado del canal, y que también ha obtenido los
permisos requeridos para el trabajo.
Sin embargo, el costo del proyecto se estima en $20
millones y la ciudad —que hasta ahora cuenta con $5 millones— aún espera
respuesta del estado a una solicitud de un préstamo para cubrir el total.
Aun así Robert Wagner, director del proyecto para la
Ciudad de Miami, asegura que la municipalidad está más cerca que nunca antes de
dar inicio al proyecto de limpieza.
“Por fin estamos en un punto más prometedor”, dijo
Wagner. “Y por fin tenemos una comisión que está comprometida con este
proyecto”.
El problema es que la limpieza y dragado del canal se
requiere con urgencia, señala Horacio Aguirre, presidente de la Comisión del
Miami River, una entidad creada por el estado de Florida para manejar el río y
sus tributarios,
“Esperamos y rezamos no tener otro huracán masivo en
Miami porque podría causar disturbios tan graves que removería los sedimentos y
los desparramaría por el río de Miami y la bahía de Biscayne”, opinó Aguirre.
Pero incluso si no existiera la posibilidad de un
desastre natural, Hernández, el dueño de Campeones Boatyard, dice que las malas
condiciones del canal impactan diariamente a su empresa.
“Para mí, el estado del canal es una gran desventaja”,
señaló.
Una vez que los botes son levantados del agua, los
empleados de Hernández no pueden tocarlos antes de que sean lavados a presión
para eliminar el material toxico que queda pegado en el fondo de las
embarcaciones, como las algas. Los sedimentos que se quitan de los barcos son
depositados en una fosa séptica para que los contaminantes no entren de nuevo
el canal.
Además, Hernández dijo que sus clientes sólo pueden
pasear por barco cuando la marea está alta, y la mayoría del tiempo el nivel
del canal está tan bajo por la acumulación de sedimentos que es imposible
navegar.
“Durante la marea baja, tenemos suerte si hay tres
pies de agua”, dijo Hernández.
Según estimaciones de la División de Inspección y
Restauración Medioambiental del Condado Miami-Dade (DERM), la cantidad de
sedimentos que deberá extraerse del canal es más de 50,000 toneladas,
incluyendo el peso del agua acumulada.
Pero las leyes de la Florida no permiten que estos
desechos se depositen en ningún lugar en el estado debido a la cantidad de
contaminantes que contienen, de acuerdo con representantes de la Comisión Miami
River. Por eso, un gran porcentaje del dinero del proyecto estará destinado a
cubrir el transporte de los desechos a otro estado, explicó Aguirre.
Personas que frecuentan el área del canal, como
Hernández, dijeron que han visto animales marinos nadar en las aguas
contaminadas, y creen que llegan allí atraídos por la inactividad de los
barcos.
Krassimir Ivanov, un propietario de varias
propiedades de alquiler frente al canal, dijo que recientemente observó una
manada de delfines.
“He visto manatíes... y vi delfines por primera vez
recientemente”, contó Ivanov, quien tiene propiedades cerca del canal desde
hace 30 años. “Pero no sé si este es una buena o mala señal”.
Ivanov dijo que ha observado gente pescando en el
río, una actividad con un alto riesgo potencial para la salud.
A diferencia de los manatíes y los delfines —animales
mamíferos que pueden salir a flote y respirar aire fresco— los otros peces del
canal inhalan el agua contaminada directamente.
“Vi unos muchachos que estaban intentando de pescar”,
contó Ivanov. “Eso es algo que yo nunca haría”.
Hace algunos años los miembros de la Comisión Miami
River pidieron a la ciudad que se colocaran varias señales de aviso sobre los
peligros de pescar en el canal, luego de que se descubriera que las aguas
contenían dioxinas, una sustancia toxica que ha sido vinculada con algunos
casos de cáncer.
Es una historia bastante común que las comunidades
terminen pagando por las malas practicas ambientales del pasado, de acuerdo con
Spencer Crowley, miembro de Florida Inland Navigation District, entidad que
maneja proyectos de dragado.
“[Seybold Canal] es una de las áreas que se contaminó
mucho antes de que existieran leyes ambientales”, señaló Crowley. “Y no ha sido
una prioridad hasta ahora”.
La disputa entre el estado de Florida y la ciudad de
Miami sobre quien tenía responsabilidad por el canal, y sobre todo la falta de
fondos han mantenido el proyecto estancado, dijo Aguirre.
“Nadie quería hacerse responsable del problema”,
dijo.
Otro retraso al proceso ha sido la preocupación de
que un dragado pudiera causar más degradación ambiental a corto plazo debido a
la posible propagación de los sedimentos contaminados durante el proceso, dijo
Colin Foord, biólogo que estudia corales en el Río Miami.
“Con el dragado existe el riesgo de que las cosas
puedan empeorar”, señaló Foord. “Pero estas son las decisiones difíciles que
hay que tomar para limpiar desastres ecológicos”.
Hernández dijo que ha estado esperando por la
limpieza del canal desde hace al menos ocho años, cuando empezó su negocio de
mantenimiento de botes bajo la expectativa de que pronto empezaría el dragado.
“Defender el Agua es Defender la Vida”