HIDROBOLETÍN FENTAP
Jueves, 18 de abril de 2013 – Año VII – Edición 1717 –
www.fentap.org.pe
La FENTAP informa:
- Perú - Concesiones mineras: un país de “cuadraditos”. Mientras se prioricen las actividades extractivas sobre proyectos que alienten la naturaleza, la conservación en el Perú no va a prosperar. Entérese que es el “pitbull del inversionista” en contraposición al “perro del hortelano”.
- Argentina - Revelan contaminación en las napas de agua subterránea. Un trabajo del INA detectó altos niveles de nitratos en el principal acuífero del Gran Mendoza.
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Concesiones
mineras: un país de “cuadraditos”
Mientras se prioricen las
actividades extractivas sobre proyectos que alienten la naturaleza, la
conservación en el Perú no va a prosperar. Entérese que es el “pitbull del
inversionista” en contraposición al “perro del hortelano”.
Escribe: Mirbel Epiquién
http://www.rumbosdelperu.com/ -
13/04/2013.- Quería escribir sobre la belleza de los bosques secos, lo verde
que se ponen en los primeros meses del año, las particularidades de su
ecología, la fragilidad de sus poblaciones, los altos números de endemismos de
aves, reptiles y plantas, y del misterio que aún alberga su floresta. Sin
embargo, eso a quien le importaría si miles de hectáreas de matorrales y
bosques secos se encuentran al interior de los “cuadraditos” (concesiones)
otorgados por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM). Es por ello que mejor
hablemos sobre eso, sobre los
“cuadraditos” del reino mineral y su influencia insospechada, o sospechosa,
sobre todos los esfuerzos de
conservación de nuestra naturaleza
He
sido testigo del espanto y los rostros de derrota anticipada cuando al inicio
de un proceso de conservación de un sitio determinado como importante por
diversos motivos ecológicos y culturales, se sobrepuso la capa de concesiones
mineras o petroleras y justo el área de interés estaba cubierta por los
“cuadraditos” esos. A partir de allí
empezaban los problemas. Se obvia el verdadero valor ecológico o cultural del
lugar y se planifica en función de las concesiones, excluyéndolas,
redimensionando el área de nuestro
interés, o en otros casos desechando la idea de conservación por completo. Pero tratemos de entender el origen de este
conveniente pragmatismo.
Hace
sólo veinte años el Perú tenía 1.7% de
su territorio concesionado para actividades mineras, hoy en día se trata del
21%, si a ello sumamos las concesiones para hidrocarburos (40% del territorio
nacional), obtenemos que el 61% del país estaría bajo el poder de los
“cuadraditos” otorgados por el MINEM. Este fenómeno, como ya es conocido, es el
resultado de la apertura a las inversiones económicas primarias del primer
gobierno de Fujimori y que en realidad es parte del primer paquete de reformas
que nos chantó el Fondo Monetario Internacional, pero bueno, ese fue el punto
de partida. Veinte años después tenemos dos terceras partes del país en
propiedad de alguien.
Claro
que los argumentos de no pocos entusiastas a la inversión minera manifiestan
que el concesionario solamente tiene derecho sobre el subsuelo del “cuadradito”
o que únicamente se viene trabajando en el 1% de las concesiones otorgadas. Ambos argumentos no dejan de ser ciertos,
pero en la práctica, en el día a día, estos espacios son una especie de
territorios intocables en donde se reserva el derecho de admisión. Muchas veces
hasta para los propios y legítimos propietarios, como es caso de muchas
comunidades campesinas.
Así
lo han entendido, o les han hecho entender, a
los organismos estatales que administran los recursos que hay sobre ese
subsuelo, entre estos la naturaleza, ni que decir del patrimonio cultural
desperdigado en cada kilómetro cuadrado del país. Entonces, cada vez que
aparece una iniciativa ligada a la conservación del patrimonio natural o
cultural la premisa es excluir a los “cuadraditos” existentes. Vale decir,
quedarnos con lo que sobra, que casi siempre es lo que no nos interesaba. Son los “derechos adquiridos”, que se
convierten en los derechos plenipotenciarios del que paga por la concesión.
Ok,
si la lógica es que la concesión es del subsuelo, nada impediría (lógicamente
hablando) que se otorgue una concesión desde el suelo hacia el cielo, con fines
de manejo sostenible digo, y que luego, así como se exige una gestión ambiental
en las explotaciones mineras, también nuestro concesionario o propietario de
derecho del suelo hacia el cielo exija a su vecino del piso bajo (concesionario
del subsuelo) un manejo adecuado de su actividad para no afectar a sus
intereses, total, ambos están aportando al desarrollo del país, ¿o no?.
Ahora,
pensemos en términos jurídicos, que es lo que más le conviene al Perú. Si hay
concesiones que tienen más de 10 ó 15 años y simplemente no se ha hecho ningún
tipo de intervención activa pues debería revertirse al Estado y no bloquear
otras iniciativas de uso del territorio, sino sería actuar como ese ingrato y
famoso “perro del hortelano” pero a la inversa, algo así como el “pitbull del
inversionista” . Esta idea ya ha sido ampliamente debatida pero el “pitbull del
inversionista” prefiere mantener el derecho de admisión de manera indefinida,
permitiendo de esta manera el ingreso de actividades informales, depredación de
recursos y degradación de la naturaleza. Total, lo bueno está debajo.
Otro
criterio importante es que se compatibilicen los usos del territorio con las
demandas y características de la población, y allí los instrumentos de
Zonificación Ecológica Económica (ZEE) son una salida importante al tema. Hay
una dura batalla allí. Hacer que la ZEE sea un instrumento vinculante para
otorgar derechos sobre el territorio.
Finalmente definir un juego más justo, es
risible que para otorgar un petitorio minero baste llenar un formulario, tu
copia de DNI, tu número de RUC, constancia de productor minero y tus 365 nuevos
soles y te lo otorgan ipso facto. En cambio si quieres conservar la naturaleza
debes mandarte con tu bodoque de expediente técnico (que en realidad debe estar
por los 365 nuevos soles multiplicado por 50), tus consultas verificables
(actas) de los titulares de derecho, la exclusión de los “derechos adquiridos”,
y con suerte tendrás un reconocimiento como tal al año de presentada tu
solicitud, si es que no tienes observaciones “técnicas” y mientras la subsanes
aparecen unos “cuadraditos” y pues, deberás excluirlos, y así sucesivamente
hasta que terminas con un área final mucho menor que la inicial y en forma de
rombo o juego de Tetris.
Esos
bosques secos, tan bellos y misteriosos están siendo invadidos por los
“cuadraditos”. Hasta hace poco eran los páramos, punas y bosques montanos los
infectados, pero ya no hay más espacio en esos lugares y algo bueno habrá debajo de los algarrobos, faiques y palos
santos, digo.
HIDROMUNDO
ARGENTINA
Revelan contaminación en las napas de agua
subterránea
Un
trabajo del INA detectó altos niveles de nitratos en el principal acuífero del
Gran Mendoza.
http://www.losandes.com.ar/
- 15/04/2013.- Casi sin ser conscientes, los mendocinos han sido privilegiados:
aunque viven en una provincia con clima semidesértico, cuentan con una de las
reservas naturales de mayor calidad de agua subterránea factible de encontrarse
en toda la geografía nacional.
Sin embargo, con el pasar de las décadas, el
crecimiento urbano y la escasez de una adecuada planificación en la zona del
oasis norte, el líquido vital que se almacena debajo de la superficie está
sufriendo un proceso de deterioro que, de no revertirse, podría comprometer
tanto la calidad como la cantidad de la provisión del recurso para las
generaciones futuras.
Un informe realizado por un grupo de investigadores
del Instituto Nacional del Agua (INA) advierte sobre esta situación y revela
que los acuíferos subterráneos del norte mendocino tienen altos niveles de
contaminación por nitratos, derivados de la degradación de la materia orgánica,
en un proceso que comienza en la generación de amoníaco y nitrito, en primera y
segunda instancia. Esta sustancia se deriva así, sobre todo, de la percolación
de los líquidos procedentes de pozos sépticos y pérdidas en la red cloacal, que
comienza en cada domicilio y desemboca en dos principales plantas de
depuración: Campo Espejo y Paramillos, ambas ubicadas en Las Heras.
De acuerdo a los estándares sugeridos por la
Organización Mundial de la Salud, la cantidad de nitratos admisible en el agua
para consumo es de hasta 40 miligramos por litro, en tanto que los niveles
hallados por los especialistas variaron entre los 50 y los 180 miligramos por
litro en las zonas más pobladas.
Si bien los resultados del estudio fueron publicados
en la revista de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo en 2011, en la
actualidad, el riesgo ambiental persiste y es un tema de preocupación
fundamentalmente en aquellos casos en los que el agua subterránea es fuente de
abastecimiento de agua potable. En ese sentido, los investigadores dan cuenta
en este documento que la contaminación puede provocar un riesgo sanitario para
la población, pese a las medidas de control y saneamiento que los organismos
responsables (Ente Provincial de Agua y Saneamiento y Aguas Mendocinas, entre
los más importantes) aseguran realizar en forma permanente.
De las cuatro cuencas hidrológicas que existen en Mendoza,
la analizada por los investigadores es la que se encuentra al noreste del Gran
Mendoza, abarca parte de los departamentos de Guaymallén y Lavalle y está
atravesada por los ríos Mendoza y Tunuyán inferior. En total, se estima que
este reservorio contiene al menos 200 mil hectómetros cúbicos de agua dulce.
Debido a que el líquido es dinámico y variable, hay
que decir que la incidencia de la contaminación no se focaliza sólo al área
delimitada, sino que se extiende a toda la zona urbana. Por eso, entre los
resultados del informe (que se llevó adelante a través de la instalación de una
red de muestreo en zonas rurales, urbano rurales y urbano-industriales) se
desprende que Las Heras, Godoy Cruz, Capital y Guaymallén (coincidentemente los
que poseen mayor cantidad de población en las zonas urbanizadas) presentaron la
mayor cantidad de nitratos en el agua subterránea.
"Los niveles de nitratos que presentó el
acuífero superó los límites tolerables para consumo humano; es agua que no se
puede tomar directamente, sin que medie un proceso previo que colabore a bajar
los niveles de contaminación", explicó Amílcar Álvarez, ingeniero
especializado en hidroquímica y uno de los responsables del trabajo.
La metodología utilizada por los prestadores para
garantizar que el agua presente nitratos en cantidades aceptables en aquellas
zonas que aún se abastecen de pozos, consiste en conectar éstos a la red
general que se nutre de las aguas del río Mendoza, de modo que ambas se
mezclen. Justamente por eso, Álvarez aclaró que el agua que consume hoy la
población es de buena calidad, pero no se puede saber si esto está garantizado
para el futuro.
Un
tesoro bajo tierra
El acuífero de agua dulce sobre el cual los
especialistas hicieron foco se extiende sobre 24 mil kilómetros cuadrados
debajo de la superficie, desde la precordillera hasta Desaguadero por el este.
Su fuente de alimentación proviene nada menos que del deshielo y las lluvias
que alimentan al río Mendoza, de allí su pureza. Esta red natural de
abastecimiento para el reservorio también está conformada por una zona de
acuíferos libres (más superficiales) que va desde el distrito de Corralitos por
el norte hasta Palmira, por el este.
Debido a las características topográficas de Mendoza
y la existencia de numerosas pendientes, detalló Álvarez, la presencia de agua
subterránea puede notarse a 130 metros de profundidad a la altura del parque
General San Martín o a 20 metros, hacia el este.
En todos los casos, si bien lo primero que se
contamina son las primeras napas freáticas, hay que decir que el problema
también existe en los llamados acuíferos confinados y semiconfinados, donde el
agua, a niveles más profundos queda "atrapada" naturalmente debajo de
la tierra.
Desde el punto de vista del experto del INA, el agua
subterránea que posee el Gran Mendoza es de buena calidad en comparación con
otras zonas urbanizadas de Argentina. El problema es que de no tomarse las
medidas necesarias, el escenario en materia de abastecimiento y calidad en el
recurso vital podría ser negativo de aquí a veinte años.
Es que a medida que aumenta la población en el Área
Metropolitana de Mendoza, la demanda de agua es cada vez mayor. De hecho, esta
zona pasó de tener 395.171 mil habitantes en 1960 a superar el millón de
habitantes en 2010 (de acuerdo al último Censo Nacional) y es la cuarta
aglomeración del país.
Red
de cloacas, colapsada
La propia historia mendocina explica porqué una de
las principales reservas de agua dulce ha sido blanco de la contaminación.
Hasta 1.930-1.940, época en que se construyó el primer ramal de alcantarillas,
los líquidos residuales se evacuaban a través de pozos sépticos. Si bien en la
actualidad se estima que 70% de la población del área metropolitana cuenta con
servicio de cloacas, los especialistas apuntan que el sistema de tuberías es
obsoleto y produce importantes pérdidas que generan la contaminación en el
acuífero.
Ricardo Claverol, es ingeniero civil y como pocos,
conoce a la perfección la evolución del sistema sanitario de la provincia. De
hecho, el experto se desempeñó como gerente de gestión hídrica en el Epas desde
1.995 hasta 2010.
"Nunca se hicieron obras de magnitud, las
reparaciones que se han realizado en la red no han sido del todo efectivas ni
adecuadas a las verdaderas necesidades de la población", advirtió Claverol
y detalló que los mayores inconvenientes se dan en las "cañerías
chicas", es decir, las que trasladan los efluentes cloacales desde el
domicilio a las tuberías mayores, que desembocan en Campo Espejo y Paramillos. "Aunque
las redes necesitan de mucho mantenimiento, durante varias décadas tampoco ha
habido inversiones significativas para mejorar la infraestructura en lo que
concierne a cloacas y agua", destacó el especialista.
Desde el ente a cargo de controlar y fiscalizar que
el agua que toman los mendocinos sea efectivamente potable, (EPAS), aseguraron
que en el caso de que se detecten pozos de agua con niveles de nitratos
elevados o algún otro componente que genere riesgo para la población, éstos son
prohibidos hasta tanto el operador a cargo de su explotación (sea de gestión
comunitaria o comercial) realice el correspondiente proceso de tratamiento.
“Defender el Agua es Defender la Vida”